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Historia de La Hermandad: Parte 1

Hablar de nuestra hermandad, es hablar de ayuda y entrega para con los más desfavorecidos.

La Hermandad del Santí­simo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial, hunde sus raíces en la anti­güa Cofradía de la Vera Cruz que, como en tantos otros lugares se fundó en esta comarca.

De esta Congregación destinada a la protección y ayuda de los pobres, se erigió en el siglo XIX como continuadora y heredera.


COFRADIA DE LA SANTA O VERA CRUZ

"En el año del Señor de mil seiscientos sesenta, a seis de agosto, sucedió que una mañana se hallaron unos mozos a un pobre hombre muy enfermo debajo de los arcos del pasadizo de la Compaña, y habiéndole solicitado a que se confesase, como es nuestra costumbre, para ponerle en el hospital de Nuestra Real Casa de San Lorenzo y conseguido, y juntamente habiendo recibido el Viático y Santo Sacramento de la Extrema Unción, murió en este hospital, y considerando las personas que se le hallaron que podría ser de mucho fruto y limosna para el alma de este pobre difunto poner una cruz en aquel lugar para los que pasasen le encomendasen a Dios, trataron de hacer una pequeña que la pusieron en el poste de en medio de dichos arcos en donde conmemorar y festejar la devoción.(1)

(Extracto del acta fundacional de la Cofradí­a de la Santa Cruz de La Villa de El Escorial).


    De esta manera, y como consta en un valioso documento descubierto no ha muchos años, que afortunadamente obra en poder de la Hermandad, conocemos la fecha exacta de su fundación y el motivo que impulsó a crearla.

    No ostentó en sus inicios la Hermandad del Santí­simo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial su actual nombre, pues el Santísimo Cristo y su Hermandad todavía no se conocían. Faltaba aún bastante tiempo para que sus caminos se cruzasen.

    Corría el año 1665, cinco años después de que sucedieran los hechos anteriormente mencionados, cuando tiene lugar la fundación oficial en la Parroquia de San Bernabé Apóstol de la Villa de El Escorial (lo de Muy Leal vendría algún tiempo más tarde, cuando se lo otorgara Fernando VII), de la Cofradí­a de la Santa o Vera Cruz, que por ambos nombres fue esta conocida, inspirada probablemente por los principios piadosos de la Orden Hospitalaria o de San Juan de Jerusalén, que tení­a por objeto "admitir y cuidar a los viajeros, peregrinos, pobres y enfermos". Esta orden, que se estableció poco tiempo después de su creación en la península ibérica, gozó de gran presti­gio y reconocimiento, merced a los hospitales que atendía y creaba para llevar a cabo su humanitaria labor.

 La Cofradí­a de la Vera Cruz, se erigió como asociación religiosa de fieles cristianos seglares, asumiendo como sus principales obligaciones, las de "curar  enfermedades contagiosas, atender y cuidar de los viandantes desamparados, y procurarles un enterramiento digno y cristiano a los pobres de solemnidad, y a los que morían en el hospital de la Real Casa de San Lorenzo", al que estuvo muy vinculada desde su creación.
Aquella Cofradía de la Vera Cruz que se fundaba, acogerí­a con toda seguridad a personas de variada condición, unidas por su Fé y el deseo de ayudar al prójimo.

    Poco después la Cofradía se establecería en la otra Iglesia del lugar: La Capilla Real de San Lorenzo.
Era esta una capilla, originariamente de madera, situada muy cerca del Real Monasterio, y que había sido mandada levantar por Felipe II cuando la comarca se hallaba inmersa en la construcción de su magna obra, lo cual motivaba que la población se viera notablemente incrementada dí­a a dí­a, habida cuenta de la demanda de mano de obra que precisaba acometer un proyecto tan ambicioso. Una población que provení­a de diversos lugares de la geografía nacional, pero fundamentalmente de Galicia y el norte de España, pues eran estos los lugares donde abundaban los buenos canteros y artesanos de la piedra. El Rey Prudente, que no quería que nadie quedara desasistido espiritualmente, dispuso que esta Capilla fuera destinada principalmente al culto religioso de los Obreros y servidumbre que llevaban a cabo su labor en el Real Monasterio, teniendo en cuenta además, la considerable distancia que le separaba de la Parroquia de San Bernabé.

Construcción del Real Monasterio de El Escorial. A la derecha, bajo la marca blanca, puede apreciarse la Capilla Real de San Lorenzo, donde se estableció la Cofradí­a de la Vera Cruz.

    Siglos más tarde, se convertiría en la primera Parroquia que tuvo el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, desde su segregación de la de San Bernabé Apóstol, y hasta mediados de la década de los años cincuenta del pasado siglo, en que finalizó la construcción de la actual. No es de extrañar por tanto, que la Cofradí­a acogiera también en este lugar a gran número de fieles, que de manera entusiasta deseaban unirse a la misma

    De aquellos principios fundacionales de la Cofradía de la Vera Cruz, se ha mantenido intacto hasta nuestros días, recogiéndose en los diferentes reglamentos y estatutos que han regido a la Congregación, tanto con su nombre primigenio como con el actual, el de Proveer de auxilio espiritual y enterramiento digno a los pobres de solemnidad, celebrando además con especial devoción la  Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz que tiene lugar a mediados de septiembre, así­ como los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo en Primavera.

    Sin embargo, y como suele ocurrir a menudo, lo que Dios crea para unir, el hombre trata de manejar a su conveniencia, y la que inicialmente debía ser una sola Cofradí­a de la Vera Cruz, artificialmente se vió dividida en dos:, la fundada  en la Parroquia de San Bernabé Apóstol de la Villa de El Escorial, y la posterior de la Capilla Real de San Lorenzo.

    Ambas Cofradí­as debieron tener sus rivalidades, ya que, en el Acta primera del Libro único que se conservaba en el archivo parroquial de San Lorenzo de El Escorial, había una instancia firmada por los cofrades Juan de Marinas y Jaime de Arroyo, dirigida al muy Rvdo Padre Fray Fernando de Olivares, Rector del colegio del Real Monasterio, y Juez Eclesiástico Ordinario de la Jurisdicción de El Escorial, "pidiendo se castigue a los que arrancaron y llevaron algunas hojas del Libro Fundacional".
Hechas las diligencias oportunas, el Juez declara que "algunas personas, cofrades ya difuntos de la otra Cofradía, arrancaron dichas hojas con alguna pasión", mandando a continuación que se abra "Un Libro nuevo y único de ordenanzas, amenazando con pena de Excomunión y multa de cincuenta Ducados, a quien se atreva a romper, quitar o añadir cosa alguna de dicho nuevo libro".

    Superado aquel momento, y hasta que la invasión Napoleónica trastocara los cimientos de la sociedad española, la Cofradía de la Vera Cruz llevó siempre una vida próspera y rica en Fe y obras, lo cual, le valió la distinción del Papa Alejandro VII, que le concedió una Bula que otorga diversas indulgencias y privilegios a los cofrades. De entre todos ellos, destacaba el del Jubileo que se podía lucrar confesando, comulgando, y visitando la iglesia desde las Vísperas de la festividad de la Invocación de la Santa Cruz, hasta la media noche del día de la fiesta:  

    ".....Y concedemos también así­ a los hermanos y hermanas que hasta ahora están escritos, como a los que en adelante se escribieren en la dicha Cofradí­a, asimismo confesados y comulgados, que todos los años visitaren devotamente la Iglesia, Capilla u Oratorio de la esta Cofradí­a el día de la Invocación de la Cruz desde las vísperas de dicha festividad hasta la puesta de sol del siguiente día y allí­ rezaren a Dios.........". (2)

 Es igualmente sabido que, la Cofradía, además de procurar siempre obras de caridad y ayuda para con aquellos que más  necesidad tení­an, celebraba con especial hondura de Fé y recogimiento la Semana Santa, y que en la tarde del Viernes Santo, una vez finalizaban los Oficios religiosos, sacaba en procesión un Paso que consistí­a en una sencilla cruz de madera con un sudario, que además de ser portada, iba escoltada con gran solemnidad por sus cofrades provistos de hachones de cera. Incluso las ordenanzas llegaron a recoger que cierto número de hermanos acompañasen el paso de la "Santa Cruz" vestidos de soldados Romanos, a los que se conocía como "La Soldadesca". Pero esta costumbre hubo de suspenderse después de algunos años, por ser demasiados los gastos que acarreaba a una hermandad que destinaba casi todos sus fondos a obras piadosas.

 

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(1) Archivo General de Palacio. Sección San Lorenzo. Patronato. Leg. 47. Libro del Becerro de las CofradĂ­as que están fundadas en este Real Sitio de San Lorenzo. "Fundación de la Cofradía de la Santa Cruz". En adelante, AGP.

(2) Archivo General de Palacio. Sección San Lorenzo. Patronato. Leg. 47. Libro del Becerro de las Cofradí­as que estĂĄn fundadas en este Real Sitio de San Lorenzo. "Alexander SĂŠptimo Ad Perpetuam rei memoriam".

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