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Procesión del Silencio (Consumatum Est)

Es noche de Viernes Santo en el Real Sitio. Noche de recuerdos y plegarias....... Noche de emociones hondas y viriles en que lleváis, Señor, por trono el firmamento, un firmamento antaño fulgurante de estrellas, pero hoy oscuro y fúnebre, acaso como el de aquella noche del Gólgota.

Tu sereno rostro, muestra la conformidad filial con la voluntad del Padre, aunque ello haya supuesto tu propia inmolación. Es la perfecta entrega a tu destino sin reproches, sin protesta alguna, haciéndote digno de la Buena Muerte de aquel que ha cumplido con su deber.

Y nosotros te seguimos, te acompañamos Señor, desprovistos ya de nuestro atuendo externo de penitencia, y mezclados sin distinción de clases ni talentos.

Como fieles hermanos queremos seguirte hasta tu hogar, ese que, algún día también será el nuestro, acompañándote en este entierro místico y espiritual.

¿Será esta la ultima vez suba por mis pasos por estas mismas calles junto a tí­?. Quien lo sabe. Y sin embargo Señor, en esta noche ¡cuanta paz inunda mi alma!. Con cuanta claridad lo veo todo, pues......... ¡que bien se escucha tu voz!.

Silencio..... Solo silencio en nuestro caminar hacia el camposanto. Silencio tan solo quebrado por el ruido de los pasos y el lamento del camino herido. Nadie quiere hablar, nadie puede hacerlo en esta noche Santa.

 

Solo tú Señor, solo tú, Cristo de la Buena Muerte gustas del silencio para hablar, para hacernos sentir tu voz en lo más profundo de nuestro ser, para escudriñar en las almas desnudas de esta caravana humana que formamos ascendiendo junto a ti en la noche hasta tu morada, entre cuyos muros un año mas besaremos tus pies lacerados, elevaremos nuestra plegaria, y tal vez al hacerlo, mas de uno dejemos escapar alguna lágrima junto al lugar donde reposan nuestros difuntos, recordando aquellas palabras tuyas cargadas de Esperanza: "El que cree en mí­, aunque esté muerto, vivirá. Y aquel que vive y cree en mí­, no morirá para siempre"..............

 

De esta manera, quizá puedan expresarse las emociones que muchos sentimos cuando pasada la medianoche del Viernes Santo acompañamos a nuestra Imagen titular hasta su Capilla del Cementerio Parroquial en la conocida como "Procesión del Silencio".

Foto: Katia Navas

Esta Procesión es la más sencilla de cuantas se celebran por Semana Santa en nuestra localidad. En ella no se encuentra el colorido de los Capuchones y las bandas de música, no aparece la vistosidad del orden procesional, no ha lugar a las diferencias entre las personas que establecen los protocolos.

Es un acto íntimo y directo, en el que cada uno camina en silencio por esa imaginaria "Vía Dolorosa" que se extiende hasta el camposanto, acompañando al Santí­simo Cristo como buenamente puede, en el más sentido recogimiento.

La imagen, elevada sobre sus andas, es portada en hombros, pero no ya por sus cofrades, sino por todo aquel que buenamente desea hacerlo. No importa la regla de la estática o la complexión, pues, en la Procesión del Silencio no son los hombros, no es la fuerza fí­sica, sino la  del Corazón, la que carga con Nuestro Señor Crucificado.

Al llegar al Cementerio una emotiva homilía y una sencilla oración (el soneto final de la que Pemán le dedicó), completan el acto, que concluye con el besapiés por parte de los asistentes.

La Procesión del Silencio es todo un sí­mbolo para la Hermandad, y para el propio municipio, ya que fue la única que desde sus orígenes se ha celebrado puntualmente todos los años.

Durante la incierta etapa comprendida entre los años 1971 a 1983, en que debido a una grave crisis espiritual las procesiones de Semana Santa dejaron de recorrer las calles de San Lorenzo de El Escorial, fue esa llama de esperanza que siguió brillando  hasta la llegada de tiempos mejores, mantenida  por unos hermanos que, al igual que en épocas anteriores, sin hacer gala de ostentación y con los medios que buenamente podían procurarse, conservaron intacta en su esencia.

 

Por eso, la Procesión del Silencio es algo más que un desfile procesional de Semana Santa..... es un entrañable acto de Fe, la expresión sincera y humilde de un pueblo que, fiel a la cita, acude cada Viernes Santo al encuentro con Cristo muerto en la cruz, guiado por el mensaje de Esperanza que supone su sacrificio, y tal vez por el arrepentimiento, buscando la paz con Dios......y acaso también consigo mismo......

.....La tarde del Viernes Santo
triste se pierde en la Sierra,
pues Cristo, en la Cruz clavado
el alma a su Padre entrega.
Ya su frente se ha quebrado
por la honda pena serena,
ya la Pasión ha acabado,
la compasión..... ahora empieza.

Con la noche arrodillada
y, por trono el firmamento,
se recorta la silueta
del Señor de San Lorenzo.

Ascendiendo, lentamente,
camino del cementerio,
el Hijo del Carpintero
desde la Cruz de su muerte,
va abrazando al mundo entero.

Y, viéndote así, rendido
yo, me estremezco, Señor
y humildemente, quisiera
hacer mío tu dolor.

A ti, que en mi cuz reposas
a ti, bendito doliente.
a ti, Señor del Silencio
¡Cristo de la Buena Muerte!
(Manuel de Dompablo Fernández)

 

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